domingo, 8 de junio de 2008

Así es todo

Tus ojos café claro, tiernos y algo molestos, me observan con intensidad. Sé que nada está bien, que los problemas han sido grandes y solucionados, pero aún existe rastro de las heridas que nos provocábamos en cada momento.

Tú culpa, mí culpa, así de simple. Intentas sonreír, te esfuerzas por ello y al conseguirlo te acercas y como acto reflejo sólo me alejo. Nos miramos y nada más existe o por lo menos así es para mí.

- ¿Y ahora?- dices inquieto, te detienes y buscas la salida con la mirada- Vamos.

Asiento y me acerco a la salida, tú solo me sigues y caminamos por largo rato en silencio. Incomodo y patético. ¿Por qué no reparar los momentos perdidos? Así es todo, una pelea, un silencio y todo vuelve a comenzar, nada ha ocurrido, así lo dejamos todo como que hubiese sido algo sin importancia.

Por desgracia nos separamos debido a todo esto. No eres el de antes y yo ya no quiero estar a tu lado, a veces quiero desaparecer o volverte a conocer, de intentar cambiar el camino por el que vamos, desviar un poco la ruta y no sufrir tanto por cosas de tan poco valor.

Si todo fuese más simple, si no complicásemos tanto nuestra existencia con momentos que no valen la pena. Dejas de hablarme sin razón, te molestas sin una excusas y simplemente me acusas de situaciones que yo no conozco, en las que soy la protagonista pero no por eso la culpable.

No sé que es lo que pasa por tu corazón, que piensas o por que actúas así. Si fueses más claro, si me dijeras todo tal cual es, entendería muchas cosas e intentaría solucionarlas, todo sería más fácil. Las peleas serían menos y las sonrisas abundarían más. Así sería todo.

Por desgracia nos miramos y simplemente sabemos lo que le ocurre al otro, por que esta pasando todo, callamos y ya. No se dice más, evitamos lo que ocurre y evadimos cada una de las conversaciones por no incomodar al otro, por hacer que cada minuto sea placentero, cuando de verdad nos carcome la culpa de no poder solucionar nada de lo que nos ocurre, ni cada una de las peleas que tenemos día a día, aunque no digamos nada.


Así de simple y cierto, si dejo de hablarte y esquivo tu mirada, es por que tomé otra ruta y la solución a todo fui a buscarla a algún lugar lejos de ti. Donde no existe nadie con tu nombre ni tu mirar, donde sólo puedo confiar en los pasos que doy y no dependo de nadie más.